miércoles, 17 de julio de 2013

Madres de la resistencia: libre del consumo

Hoy me visitó una antigua nana en la casa. Tiene dos hijos de un hombre irresponsable. A veces trabaja, otras veces recibe todos los bonos del gobierno, visita el consultorio, dentistas del servicio público le arreglan los dientes y por 250 mil pesos le darán una casa de dos habitaciones, baño, cocina y terreno para ampliar.
Mi ex nana viste a la última moda y también sus hijos. La mayoría de su conversación es sobre lo que ha comprado, sobre lo que le gustaría tener. Mira con atención los juguetes que recibió mi hija para su quinto cumpleaños: me dice que su hija quiere tal o cual pony y me dice que sus hijos andan en bicicletas aro no sé cuanto.
Luego me muestra en su celular último modelo fotos de su hijo: Joaquín viste un traje militar perfecto, y Natalia dice que le ha costado 15 mil pesos. Su hija en un video luce como una muñeca, con una parka de marca carísima, en un desfile de modas en su escuelita en Santa Juana.
¿Juguetes, disfraces caros, tecnología de punta y desfiles de moda?
Se me vienen a la cabeza las lecciones de Edmundo de Amicis en el clásico de la literatura italiana, Corazón. ¿Dónde queda la valoración de la austeridad, la sencillez, la amistad, la limpieza a pesar de la pobreza y, sobre todo, qué pasó con la verdad?
Al pensar en esta última palabra es cuando resuelvo mi interrogante: se vive con temor a la verdad y su crudeza. Entonces nos vendamos los ojos...qué importa mientras podamos mentir con la frente en alto y la mejor facha.


lunes, 8 de julio de 2013

Madres de la Resistencia: vivir sin tele

Mis hijos no ven televisión abierta. Cada día pueden ver un ratito una serie vía internet o una película seleccionada. No pueden ver Yingo, Violeta o las noticias.
La razón principal es que la televisión los envicia, tal como nos pasó a nosotros mientras la teníamos, y, definitivamente, carece de contenido nutricional para el cerebro.
Y mi preocupación principal como mamá es que la televisión los erotiza. No quiero una niñita de 5 años pensando en pololear, en maquillarse o en ponerse ropa que muestre la panza.
Mi hija invierte su tiempo en dibujar, cocinar conmigo, jugar con su hermano o, simplemente, en hacer nada, pensar e imaginar.
Con el tiempo he visto otro efecto positivo de no ver tv: mi hija no pide cosas: el feliz con lo que tiene porque valora lo que hay en casa. No es víctima y esclava de falsas necesidades creadas por el mercado.
Por suerte su mamá antes de comprar algo se pregunta: ¿es verdaderamente necesario? Por suerte, la respuesta - salvo que sea comida o libros, o una pilcha de ropa usada 3B - casi siempre es NO.